El Egipto que conoció David Roberts dista mucho de lo que después verían Petrie o Howard Carter, aunque había diferencias con respecto a la llegada de los franceses en 1798. La arena seguía cubriendo los antiguos vestigios, aunque algunos lugares ya eran conocidos por los europeos que habían puesto sus manos por allí, como el caso de las grandes pirámides de la Necrópolis de Guiza o el Templo Mayor de Abu Simbel
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