"Ante Dios humillado, en pie sobre la tierra vasca, en recuerdo de los antepasados, bajo el árbol de Guernica, juro desempeñar fielmente mi mandato". Con esta frase juraba José Antonio Aguirre, primer lehendakari vasco, el estatuto de 1936. El año siguiente tendría lugar en la localidad vizcaína una de las atrocidades más conocidas de la Guerra Civil española. Pero hubo un precedente tan solo un mes antes a no más de 30 kilómetros de Guernica.
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