Las madres tóxicas atacan nuestra autoestima y nuestro crecimiento personal, a través de miedos inculcados y un amor aparente, que fomenta la infelicidad. Hablamos de madres tóxicas, no obstante, cabe aclarar también que hay padres tóxicos y abuelos tóxicos. Pilares en la educación de los niños que lejos de fomentar una madurez personal y una seguridad con la cual, poder abrirse posteriormente al mundo, no hacen más que anclar pesadas cadenas vetando por completo la independencia física y emocional de esa persona.
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