Hay muchos modos de cruzar Europa. El más elemental es el coche: permite atravesar el corazón del viejo continente a través de sus múltiples y seguras carreteras. No es el único. ¿Qué hay del avión? Rápido, pero aburrido. ¿Y de la bicicleta? Bonita, pero sufrida. Si te aburre conducir pero amas conocer paisajes físicos y humanos, tu alternativa es el barco. Porque sí, se puede recorrer Europa de punta a punta sin poner un pie a tierra.
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