Los generales yanquis –sabiendo que, antes de poder establecer una cabecera de playa, miles de soldados serían irremediablemente masacrados– aprovecharon para sacrificar a los “débiles mentales” y otros discapacitados. Los mandaban al matadero, convencidos de cumplir con un mandato darwiniano. Desde mi propia ingenuidad pacifista, traté de explicarle que no era lícito combatir al nazismo con métodos nazis.
|
etiquetas: eugenesia