El BloodHound SSC es un vehículo terrestre diseñado para superar los 1.600 kilómetros por hora. En su estilizado fuselaje conviven tres motores: un Cosworth V8, para bombear combustible, el motor de de un avión Eurofighter Typhoon, y un motor de cohete. ¿Cómo es posible que semejante despliegue de potencia no haga que este coche experimental salga volando? La respuesta es paradójica:
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