El secreto de los movimientos explosivos de estos organismos no son los músculos poderosos, sino más bien las partes accionadas por resorte que se liberan. Los tendones, las cutículas y otras estructuras elásticas resistentes pero flexibles se estiran y se liberan como tirachinas, lo que impulsa sus saltos y chasquidos. La nueva investigación podría ayudar a explicar por qué la naturaleza aún supera a los robots, y describe cómo las máquinas pueden tomar la iniciativa.
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