Pero ¿cómo han terminado aquí? Los dedos de Galileo estaban juntos cuando murió, y permanecieron con los otros huesos hasta que se abrió su tumba 95 años después de su muerte. El discípulo de Galileo Vincenzo Viviani había dispuesto el traslado de sus restos a la Basílica de Santa Croce y Antonio Francesco Gori, un sacerdote y anticuario. El cual, un tanto subrepticiamenete, extrajo tres dígitos, un diente y una vértebra.
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