En iglesias como Santa María del Mar, el párroco, José Vicente Calza, reconoce que «hemos tenido un 80% menos de ingresos por bodas y bautizos. Llevamos un desajuste económico muy grande, además de los tres meses del confinamiento con cero ingresos. Hay que pagar el agua, la luz y el préstamos bancario que tenemos con el que hicimos efectiva la remodelación de los despachos parroquiales, de la casa abadía». Además, necesitan ir recogiendo dinero para arreglar la cornisa del campanario que tuvo desprendimientos hace dos años.
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