Fue la niña violeta, así la llamaba su madre. El violeta es la referencia a un color indomable, uno que no es fácil de obtener, es complejo y es el resultado de varios tonos. La madre de Simone de Beauvoir la definía como violeta porque ella, desde muy pequeña, tuvo un carácter enmarañado, que representaba una mezcla de formas de pensar, de ser y hacer. Era una niña difícil, contestona, dirían ahora. Carmen G. de la Cueva se identifica con esa niña y, como Simone, también se volvió feminista.
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