A medida que se acerca el invierno, aquellos que sufren de alergia estacional prefieren cruzar los dedos a la espera de que sea frío y lluvioso, ya que la mayor parte de los alérgenos que viajan por el aire (como el polen) desaparecen por completo en buena parte del mundo con estas condiciones. Sin embargo, de un estudio publicado recientemente en la revista PLOS One se desprende la alta probabilidad de que el incremento en la producción de polen (y por tanto el riesgo de exposición a los alérgenos) se eleve un 202% durante el próximo siglo.
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