[...] Una estampa bucólica que mutaba en algo mucho más perturbador cuando el espectador atento descubría, en la parte superior izquierda de la pintura, la corona atornillada a una cabeza barbuda que se esforzaba por permanecer oculta entre las ramas de los arbustos. Una testa que era propiedad de Don Rodrigo, rey visigodo del siglo VIII, que en aquel momento no estaba jugando al escondite sino stalkeando al corrillo de chavalas en toples tras haberse encaprichado de una de las jovenzuelas: Florinda la Cava.
|
etiquetas: asturias , conquista , florinda la cava