Las acutaiones de un arqueólogo aficionado no sólo están sancionadas con la ley, sino que destrozan el contexto histórico de un yacimiento.Atentos a la fotografía: Un arqueólogo posa junto a un enterramiento castreño excavado en el Soto de la Válgoma (Camponaraya, León).Lo sorprendente de este caso es ni ese señor es Arqueólogo, ni esa exhumación pertenece a periodo castreño (relacionado con la Edad del Bronce final), ni contaba con los permisos de la Junta de Castilla-León para realizar actividad arqueológica alguna.
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