Toma una época y una temática poco tratada por la ficción, dale un reparto donde todos los actores y actrices se ajusten como un guante a sus personajes, insufla al guión una mirada distinta y personal, toma el suficiente riesgo (por ejemplo usar el blanco y negro), llena las tramas de personajes secundarios que brillen tanto como los protagonistas, unas gotitas de humor negro, un poco de perspectiva actual sobre la época que retratas y lo tienes. Tienes una grandísima serie ¿A qué parece fácil? Pues no lo es,
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