Siento la necesidad de hablar de él, del escritor Miguel Delibes, de quien el jueves se cumplirá una década de su muerte en el año en que se conmemora el centenario de su nacimiento. Sus libros me han regalado inmejorables momentos y profundas reflexiones. Y quiero también reivindicar su lectura como bálsamo para las heridas que causa la despoblación rural, traducida hoy en un llanto político y mediático que más allá de repetir que España se vacía creo que poco más aporta a una terapia que cure el mal.
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