Rocadura estaba más cerca de Madrid de lo que parece. Pedro Picapiedra tenía mucho de chulapo, aunque su traje a lunares y sus “Yabba dabba doo” lo ocultaban, porque Vilma, Pedro Mármol y compañía se pintaban desde aquí, en un pequeño estudio de animación pionero en España que se trajo todo el trabajo de la casa Hanna-Barbera a principios de los años 60. El responsable de esta hazaña, y que junto a los hermanos Moro marcó la época dorada de la animación española, es Carlos Alfonso.
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