Siempre he odiado a las parejas almeja. Además, no me las creo. Cuando ambos lo hacen todo juntos de la mañana a la noche, malo. Uno de los dos tiende a desaparecer. Se convierte en un ser borroso, desdibujado, donde sus objetivos vitales dejan de importar. Donde no sólo se le olvidan qué cosas le unieron a su partenaire, sino que se pierde a sí mismo en la nebulosa de la cotidianidad.
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