En medio de gurús empeñados en absolutizarlo todo, poseía el buen sentido de dudar de sus propias ideas. Porque, al contrario que otros, anteponía la verdad a la tribu, tanto que afirmó que sería de derechas si creyera que la derecha estaba en lo cierto. Porque, al contrario que otros intelectuales, educados en las escuelas más elitistas de París, él era un provinciano, hijo de una madre analfabeta y de un soldado muerto durante la Primera Guerra Mundial.
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