"Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo."
En el reino de Chu vivía un hombre que vendía lanzas y escudos.
-Mis escudos son tan sólidos –se jactaba-, que nada puede traspasarlos. Mis lanzas son tan agudas que nada hay que no puedan penetrar.
-¿Qué pasa si una de las lanzas choca con uno de sus escudos?-preguntó alguien.
El hombre no replicó.
Han Fei Zi (Libro atribuido a Han Fei, siglo III a. C.)
¿De qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?
Bertl Brech
A la que añado:
La ley básica del capitalismo es tú o yo, no tú y yo
Karl Liebknecht. »
Cuando volvió al nido con un gusanito en la boca, el jilguero no encontró a ninguno de sus hijitos. Alguien, durante su ausencia, se los había robado.
El jilguero empezó a buscarlos por todas partes, llorando y trinando: todo el bosque resonaba con sus desesperados reclamos, pero nadie respondía.
Un día, un pinzón le dijo:
—Me parece que he visto a tus hijos en casa del campesino.
El jilguero voló lleno de esperanza, y en poco tiempo llegó a casa del campesino. Se posó en el tejado: no había nadie. Bajó a la era: estaba desierta.
Pero al levantar la cabeza vio una jaula en la ventana. Sus hijos estaban dentro, prisioneros.
Cuando lo vieron, agarrado a los palos de la jaula, se pusieron a piar pidiéndole que los libertase. Él trató de romper con el pico y las patas los barrotes de la prisión, pero fue en vano.
Entonces, llorando con desconsuelo, los dejó.
Al día siguiente volvió el jilguero de nuevo a la jaula donde estaban sus hijos. Los miró. Después, a través de los barrotes, los besó uno tras otro, por última vez.
Había llevado a sus crías una yerba venenosa, y los pajaritos murieron.
—Mejor morir —dijo— que perder la libertad.
Fábula atribuida a Leonardo Da Vinci
José iba en su nuevo automóvil, un gran Jaguar, a mucha velocidad.
¿La razón? Llegaría tarde al trabajo si no corría.
Su automóvil Jaguar rojo brillante, era una de sus más preciadas posesiones, cuando súbitamente... ¡Un ladrillo se estrelló en la puerta de atrás!
José frenó el auto y dio reversa hasta el lugar de donde el ladrillo había salido.
Se bajó del automóvil y vio a un niño sentado en el piso. Lo agarró, lo sacudió y le gritó muy enojado:
-¿Qué demonios andas haciendo? ¡Te va a costar muy caro lo que le hiciste a mi auto! ¿Por qué me tiraste el ladrillo?
El niño llorando, le contestó:
-Lo siento, señor, pero no sabía qué hacer, mi hermano se cayó de su silla de ruedas y está lastimado, y no lo puedo levantar yo solo. ¡Nadie quería detenerse a ayudarme!
José sintió un nudo en la garganta, fue a levantar al joven, lo sentó en su silla de ruedas, y lo revisó. Vio que sus raspaduras eran menores, y que no estaba en peligro.
Mientras el pequeño de 7 años empujaba a su hermano en la silla de ruedas hacia su casa, José caminó lentamente a su Jaguar, pensando...
José nunca llevó a reparar el auto, dejó la puerta como estaba para hacerle recordar que no debía ir a través de la vida tan rápido como para que alguien tenga que tirarle un ladrillo para llamar su atención.
Autor desconocido
Cavando para montar un cerco que separara mi terreno del de mi vecino, me encontré, enterrado en mi jardín, un viejo cofre lleno de monedas de oro.
A mí no me interesó por la riqueza, sino por lo extraño del hallazgo, nunca he sido ambicioso y no me importan demasiado los bienes materiales, pero igual desenterré el cofre.
Saqué las monedas y las lustré. Estaban tan sucias las pobres…
Mientras las apilaba sobre mi mesa prolijamente, las fui contando.
Constituían una verdadera fortuna. Sólo por pasar el tiempo, empecé a imaginar todas las cosas que se podrían comprar con ellas.
Pensaba en lo contento que se pondría un codicioso que se topara con semejante tesoro.
Por suerte, por suerte, no era mi caso.
Hoy vino un señor a reclamar las monedas, era mi vecino. Pretendía sostener, el muy miserable, que las monedas las había enterrado su abuelo y que por lo tanto le pertenecían a él.
Me fastidió tanto que lo maté.
Si no lo hubiera visto tan desesperado por tenerlas, se las hubiera dado, porque si hay algo que a mí no me importa son las cosas que se compran con dinero.
Pero, eso sí, no soporto la gente codiciosa.
Jorge Bucay
El pobre carece de muchas cosas, pero el avaro carece de todo.
Séneca
"La guerra no determina quién tiene la razón, sólo quién queda."
Bertrand Russell.
Todo Esto es descivilización.
Todo Esto es retroceso y rearme.
Todo Esto es la producción de miedo para poner en cuarentena derechos y libertades.
Todo Esto es la sustracción de la democracia.
Todo Esto es la producción de grietas de desigualdad.
Todo Esto es el desmantelamiento de los espacios comunes.
Todo Esto es la producción del odio hacia el otro, al diferente.
Todo Esto es el machismo como sistema.
Todo Esto es la guerra contra la naturaleza y la caza de los ecologistas.
Todo Esto es la domesticación intelectual.
Todo Esto es la indiferencia y el cinismo.
Todo Esto es paraísos fiscales, corrupción sistémica, una mezcla de la economía gris y la criminal.
Todo Esto es la creciente mercantilización y burocratización de la enseñanza.
Todo Esto es desmemoria, o peor aún, contramemoria.
En la Oficina de ‘Todo Esto’, un concierto de manos muy visibles, hábiles en lo suyo como croupiers en el casino de ‘Todo Esto’, componen la gran mano invisible que mueve los hilos y toca teclas para mantener ‘Todo Esto’.
Siento vergüenza. La vergüenza te ayuda a ver. No es un desenlace, es el principio. La vergüenza abre paso a la esperanza. La esperanza no se espera. Hay que arrancársela de los brazos al conformismo.
Siento esperanza. Manuel Rivas.
La cámara es una frontera en sí misma, una barrera, si así se le puede llamar, que uno está echando abajo continuamente para aproximarse al tema que está fotografiando. Y al hacerlo sobrepasa unos límites, no sin cierta sensación de atrevimiento, de ir más allá, de estar siendo maleducado, de desear ser invisible.
Solo puedes cruzar al otro lado olvidándote de ti misma momentáneamente y siendo muy receptiva con los demás: por eso, como fotógrafa, estoy simultáneamente en dos mundos distintos. Esto es lo único que puedo decir sobre lo que siento cuando estoy tomando una fotografía: el resto permanece en el inconsciente.
Trangresión es la palabra que he estado buscando todo este tiempo.
Un río, desde sus orígenes en lejanas montañas, después de pasar a través de toda clase y trazado de campiñas, al fin alcanzó las arenas del desierto.
Del mismo modo que había sorteado todos los otros obstáculos, el río trató de atravesar este último, pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecían en las arenas tan pronto llegaba a éstas.
Estaba convencido, no obstante, de que su destino era cruzar este desierto y sin embargo, no había manera. Entonces una recóndita voz, que venía desde el desierto mismo le susurró:
-El Viento cruza el desierto y así puede hacerlo el río.
El río objetó que se estaba estrellando contra las arenas y solamente conseguía ser absorbido, que el viento podía volar y ésa era la razón por la cual podía cruzar el desierto.
-Arrojándote con violencia como lo vienes haciendo no lograrás cruzarlo. Desaparecerás o te convertirás en un pantano. Debes permitir que el viento te lleve hacia tu destino.
-¿Pero cómo esto podrá suceder?
-Consintiendo en ser absorbido por el viento, respondió la voz.
Esta idea no era aceptable para el río. Después de todo él nunca había sido absorbido antes. No quería perder su individualidad.
-¿Y, una vez perdida ésta, cómo puede uno saber si podrá recuperarla alguna vez?, preguntó el río.
-El viento, dijeron las arenas, cumple esa función. Eleva el agua, la transporta sobre el desierto y luego la deja caer. Cayendo como lluvia, el agua nuevamente se vuelve río.
-¿Cómo puedo saber que esto es verdad?
-Así es, y si tú no lo crees, no te volverás más que un pantano y aún eso tomaría muchos, pero muchos años; y un pantano, ciertamente no es la misma cosa que un río.
-¿Pero no puedo seguir siendo el mismo río que ahora soy?
-Tú no puedes en ningún caso permanecer así, continuó la voz. Tu parte esencial es transportada y forma un río nuevamente. Eres llamado así, aún hoy, porque no sabes qué parte tuya es la esencial.
Cuando oyó esto, ciertos ecos comenzaron a resonar en los pensamientos del río. Vagamente, recordó un estado en el cual él, o una parte de él ¿cuál sería?, había sido transportado en los brazos del viento.
También recordó –¿o le pareció?– que eso era lo que realmente debía hacer, aun cuando no fuera lo más obvio.
Y el río elevó sus vapores en los acogedores brazos del viento, que gentil y fácilmente lo llevó hacia arriba y a lo lejos, dejándolo caer suavemente tan pronto hubieron alcanzado la cima de una montaña, muchas, pero muchas millas más lejos. Y porque había tenido sus dudas, el río pudo recordar y registrar más firmemente en su mente, los detalles de la experiencia.
Reflexionó:
-Sí, ahora conozco mi verdadera identidad.
El río estaba aprendiendo, pero las arenas susurraron:
-Nosotras conocemos, porque vemos suceder esto día tras día, y porque nosotras las arenas, nos extendemos por todo el camino que va desde las orillas del río hasta la montaña.
Y es por eso que se dice que el camino en el cual el Río de la Vida ha de continuar su travesía está escrito en las Arenas.
Awad Afifi el Tunecino
“Aunque la verdad de los hechos resplandezca, siempre se batirán los hombres en la trinchera sutil de las interpretaciones”.
“No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”.
“Un paraíso del que no se puede salir es un infierno”.
Cuando bailas, tu objetivo no el llegar a un lugar determinado de la pista, es disfrutar del camino..
Wayne Dyer (escritor estadounidense)
"El secreto del agitador es volverse tan estúpido como sus oyentes, de forma que estos se crean tan inteligentes como él."
Contra los periodistas y otros contras (Karl Kraus)
Para saber quiénes son tus amigos, haz que te metan en la cárcel.
Charles Bukowski“Es cierto. La mayoría de la gente son otros. Sus ideas son las opiniones ajenas; su vida, una imitación; sus pasiones, una cita”
"No pensamos sino con el socorro de las palabras, y esto basta para hacer comprender que el arte de razonar ha comenzado con las lenguas: que no ha podido hacer progresos sino en cuanto ellas los han hecho"
La historia de cualquier parte de la Tierra, como la vida de un soldado, consiste en largos periodos de aburrimiento y breves periodos de terror.
Todo acto de valentía es obra de desequilibrados. Los animales, normales por definición, son siempre cobardes, salvo cuando saben que son mas fuertes, lo cual es la cobardía misma.
Un hombre que se precie no tiene patria. Una patria es un engrudo.
Hay que estar chiflado para lamentarse de la desaparición del hombre, en lugar de entonar un: ¡ya era hora¡
“La verdad es que estamos llegando a un punto en que tendremos que empezar a escuchar más a nuestras conciencias y menos a nuestros políticos.”
Alberto Vázquez-Figueroa - Alí en el país de las maravillas
menéame