Miles de niños, mujeres y ancianos murieron en la carretera Málaga-Almería en 1937. Habían salido huyendo de las tropas franquistas tras la toma de la capital malagueña y por mar y aire fueron bombardeadas. Aquella masacre fue silenciada durante décadas. Hoy, uno de los últimos supervivientes, Salvador Godoy, de 85 años, aporta su testimonio.
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