Entre las situaciones que podían causar más pánico en la tripulación de un navío, estaban, aparte de las grandes tormentas, la posibilidad de que tuviera lugar un incendio en la embarcación, ya que podía significar la destrucción parcial o total del buque, lo que ponía en serio peligro la vida de sus tripulantes.
Así, el poder destructivo del fuego se lleva utilizando en los conflictos navales desde el mismo momento en que la guerra se hizo en el mar. Aparte del famoso “fuego griego“, que se utilizaba para dañar las naves, existía la opción de usar barcos específicos destinados a incendiar otros.