Cabe destacar que este mito surge a raíz de una cualidad que sí es cierta: consumir una cantidad considerable de zanahorias y de manera constante puede provocar un cambio en la coloración de la piel. No obstante, la tonalidad de la tez no pasará a ser marrón o morena como erróneamente se ha extendido. En su lugar, adquirirá una gradación anaranjada. La explicación se encuentra en una de las propiedades que posee dicha hortaliza: el betacaroteno.
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