Dolores lleva tres años en paro y tres meses esparando cobrar la renovación de la renta básica que le han concedido. La lentitud y las trabas burocráticas han ralentizado su vida. Reconoce que vive al límite. Ha empleado muchas horas últimamente en los servicios sociales, la Consejería de Mujer, Empleo y Política Social y también la Tesorería. Acude desesperada, con la esperanza de que le hayan ingresado un derecho que le han reconocido, pero que no llega.
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