Vox es un partido de soflamas. De propaganda. Una organización que quiere atribuirse el sudor de los obreros como suyo. Que dice defender los intereses de los trabajadores cuando en realidad es un partido absolutamente sistémico y servil a los poderes económicos. Por mucho mensaje joseantoniano y una falsa mirada a cámara, Macarena Olona jamás se preocupará por las condiciones materiales de los currantes de la patria. Su partido, cada vez que ha tenido tiempo, les ha dado la espalda. Vox obedece al capital, no al obrero.
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