Algo se rompe cuando pedimos inglés a cualquier directivo, a un estudiante o a un camarero, pero el presidente del gobierno del país no lo habla. Cuando piensa realmente que no pasa nada por aparecer en una reunión en la que es incapaz de enterarse de nada y generar situaciones de incomodidad y de sonrisas forzadas en los pasillos. El handicap que supone que un presidente de gobierno no se encuentre cómodo en inglés o en las redes sociales pasa a tener una importancia mucho mayor cuando caemos en la cuenta de que se trata ya prácticamente del
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