El fenómeno de la jornada electoral es Podemos, el partido configurado en torno al culto a la persona de Pablo Iglesias, un tertuliano televisivo y representante genuino de los indignados, o la etiqueta que quieran poner a la amalgama surgida de la última de las primaveras árabes de 2011. Con absoluto silencio mediático de todos los medios de propaganda oficiales, han conseguido en apenas unos meses concentrar 1.25 millones de votos, que se traducen en 5 parlamentarios en Estrasburgo.