Desde que la humanidad es humanidad, desde que el primer hombre o mujer cogió un tizón ennegrecido o embardunó su dedo en pigmento para garabatear sobre las paredes de una caverna, algo ha fascinado a las personas con inclinaciones artísticas: los penes. Los arqueólogos los han encontrado garabateados en las remotas cuevas de los montes Tauro y en Riba de Saelices, entre representaciones con miles de años de antigüedad. También en una talla de piedra rescatado en Hohle Fel, Alemania, que los expertos datan de hace 28.000 años.