El 24 de junio, Daniel Ortega, un enfermero español que trabaja en el centro de salud de Haringey, tuvo que ir a poner insulina a un paciente a su casa. Se lo encontró aplaudiendo la televisión cada vez que salía Boris Johnson o Nigel Farage. De madrugada ya había saltado la noticia: había ganado el Brexit. “Fue una situación incómoda, un poco surrealista. Él en ningún momento me dijo nada o me trató mal, pero ahí estaba yo, atendiendo a un británico que aplaudía a los mismos políticos que habían dicho tantas cosas sobre los inmigrantes".
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