Lo que hemos aprendido en estos meses es que el partido del Ibex, el Podemos de derechas, como planteó Josep Oliú, no era Ciudadanos -una formación cuyo líder inutilizó su única gracia que era su capacidad ambidiestra de pactar-, sino el PSOE de Sánchez. Éste ha demostrado que acordar con Iglesias le provoca más insomnio que pactar con los nacionalistas o saludar a los proetarras. Y los empresarios están agradecidos por ello.
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