No es ningún secreto que el arma mejor ensamblada por EEUU y sus socios occidentales contra Rusia se ha encasquillado. La realidad es que el en su día celebrado tope a los precios del petróleo ruso ha hecho aguas. El pasado de diciembre, las potencias del G-7 con EEUU al frente, la Unión Europea y Australia pergeñaron un plan a priori infalible: topando a 60 dólares el barril los precios del petróleo ruso, Moscú atravesaría mayores dificultades financieras para sostener el esfuerzo bélico en Ucrania.
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