El contexto de incertidumbre económica global y el empeoramiento de las perspectivas para España por la debilidad de sus principales socios y los efectos de la crisis energética e inflacionaria han llevado a los inversores a elevar más el interés que exigen al país por comprar su deuda. El Tesoro ha celebrado este martes una subasta de letras a tres y nueve meses en la que la rentabilidad de las primeras ha marcado máximos desde 2011, en plena crisis de deuda soberana en Europa, y la de las segundas ha alcanzado también récord.
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