Joana y Juan se han dado el ‘cuac, cuac, cuac’. Es decir, lo que sería el ‘sí, quiero’ en una iglesia convencional. Aquí, en El Paticano, Jesús es amarillo y huele a plástico, los doce apóstoles se han reencarnado en figuras históricas y el portal de Belén está situado entre los escombros de Gaza. Hacen bodas, bautizos, divorcios e incluso entierros. Hasta la fecha, seis personas han celebrado su funeral en este angosto local de 28 metros cuadrados en el barrio de Lavapiés.