Hasta 2018 en Valencia para controlar la población de palomas se realizaban capturas masivas, y eran gaseadas o se destinaban al tiro al pichón. Entonces el Ayuntamiento inició un método menos cruel. Instaló 16 dispensadores con pienso esterilizante en las azoteas de los edificios municipales donde existía una mayor concentración de palomas. Según el último censo elaborado por los técnicos del Ayuntamiento de València en diciembre de 2020, en la ciudad hay 24.816 palomas. La cifra es un 34 por ciento más baja que hace dos años y medio.
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