Según publica The Washington Post, este grupo de científicos está asociado a una rama de la Universidad de Texas A&M que está financiada parcialmente por la industria de la carne de vacuno. El periódico estadounidense afirma que el pasado mes de abril el programa de Agricultura y Ciencia AgriLife de la Universidad de Texas se unió al consorcio NutriRECS apoyando económicamente a este grupo de científicos.
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