Todos los niños que cruzan la frontera sin documentos tienen un caso judicial migratorio que enfrentar, pero no hay derecho a un abogado gratuito en ese tribunal. Por lo tanto, los niños —quienes a veces solo hablan una lengua que no es inglés— se enfrentan solos a abogados del gobierno para pelear por quedarse en Estados Unidos. Si eso suena absurdo, es porque así es. El Congreso estadounidense tiene el poder de cambiar esta situación.
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