Fui al hospital para una revisión y en la consulta me encontré a un médico interno residente (MIR) con muy mala cara. Como si llevase muchas horas sin dormir. Diría más: como si llevase muchas horas trabajando, como si acabase de salir de una guardia de 24 horas sometido a fuerte estrés, asumiendo decisiones que exceden su responsabilidad y formación, y hubiese empalmado con el siguiente turno sin descanso. Le vi tan mala cara que le aplaudí. Allí mismo, en la consulta: me puse en pie y le di un aplauso de medio minuto. Siguió con mala cara,
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