Una red criminal de ciudadanos chinos ha ganado unos cinco millones de euros explotando a compatriotas. Tenía dos ramas diferenciadas, una asentada en Bilbao y la otra en Zaragoza y métodos delictivos complementarios. La primera se dedicaba desde hace una década a regularizar a inmigrantes mediante la compra de contratos fraudulentos a empresarios vascos y falsos empadronamientos.
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