Nada más elocuente que el pragmatismo estadounidense en tiempos de conflictos. El gobierno demócrata necesita bajar la inflación, estabilizar los precios y ponerle un torniquete al petróleo caro y ha decidido retomar la compra de crudo venezolano para hacerle frente a la carestía causada por la guerra en Ucrania y las consecuentes sanciones impuestas a Rusia, uno de los dos mayores exportadores de petróleo y gas. Para lograr ese objetivo y bajar el costo de vida, le ha dado licencia a la multinacional, Chevron
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