No soy muy futbolero, pero cuando metió ese golazo, igual que los de Nico, y un vecino gritó desde el balcón a pleno pulmón: -¡Vivan los jugadores españoles negros!– a mí se me saltaron las lágrimas como si me estuvieran estrujando el corazón. Un grito histórico, porque Lamine Yamal, a sus 16 años, les ha metido un golazo por toda la escuadra poniendo sus miserias patas arriba. Dejándoles desnudos ante su negrura y su ideología miserable y cavernaria. Un golazo al racismo y a la xenofobia como nadie lo había hecho en la historia de este país.
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(Aunque salté como el que más cuando España metió el último gol en la final)
Pero tengo que decir que me encantó cuando Yamal metió ese golazo contra Francia, al igual que me encantó en la final los goles… » ver todo el comentario
Esta gilipollez del futbol se basa en que unos subnormales se identifiquen con un equipo. A partir de ahí disfrutan o sufren, pero siempre en función de esa identificación.
Si les cambias cosas que dificultan la identificación, es normal que haya problemas. No se trata de ideologías de ninguna clase, sino del instinto de pertenencia al grupo.