Dale Schroeder era sólo un humilde carpintero de Iowa, EEUU; uno que solamente tenía dos pares de jeans: unos para el trabajo y otros para ir a misa los domingos. Por eso, cuando murió en 2005, su inesperado legado conmovió al mundo: ahorró cada centavo de sus ganancias y acumuló 3 millones de dólares (2,7 millones de euros). Suficiente para enviar a 33 jóvenes de su estado a la Universidad.
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