No es tan distinto quemar libros en el 33 en Alemania, de prohibir su publicación en el 43 en Estados Unidos. Y no es todo esto diferente de cancelar a un autor o pedir que retiren sus libros porque sus ideas o su narración no encaja en la visión del mundo de aquellos que son intelectualmente miopes, es decir, que su visión no llega muy lejos, pero tienen fuerza o poder para llevar a cabo esa cancelación. Los que hoy cancelan caen en la trampa de pensar que los otros se equivocan y ellos tienen razón. Pero todos siempre han estado convencidos.
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