Estos grandes incendios fueron más virulentos y quemaron más superficie hasta alcanzar una media de 1.800 hectáreas por cada incendio frente a las 1.430 hectáreas de la década anterior (1994-2003), se asegura en “Los bosques después del fuego”, publicación de WWF. La organización ecologista constata que “en muy pocos incendios se quema mucho“, así, si hace dos décadas en este tipo de incendios ardía el 28 % de la superficie total afectada por incendios, entre 2004 y 2013 en apenas el 0,15 % de los siniestros se quemó el 40 %.
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