No hay otro proyecto que divida más a la ciudad. Todavía le quedan trámites, pero es el principio del fin para que el hotel rascacielos del puerto de Málaga sea una realidad. Para los detractores ahora es la oportunidad para que no prospere, antes de que lo apruebe Puertos del Estado y el Consejo de Ministros. El referéndum, una consulta ciudadana de los empadronados en Málaga, se plantea como una de las principales vías contestatarias al proyectode 116,62 metros de altura y 27 plantas que cambiaría de raíz la fisonomía de la urbe histórica.
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