Las sustancias contenidas en los cosméticos pueden cederse, interactuar con las partes con las que entran en contacto y absorberse. En ello se basan las acciones de los cosméticos sobre la piel, el cabello, los dientes o las mucosas bucales, pero este contacto puede también dar lugar a efectos no deseados, como toxicidad, irritación, sensibilización o infecciones en caso de cosméticos contaminados. Esta es la razón de que la legislación de los productos cosméticos tenga como principal objetivo garantizar la ausencia de riesgos para la salud.
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