Con la grave crisis sanitaria y económica que afronta, España no puede permitirse añadir otra de carácter institucional. Tampoco el actual clima de polarización. La animosidad e ineficacia del debate político empiezan a generar niveles alarmantes de desconfianza y desafección entre los ciudadanos. La sociedad española ha demostrado en otras ocasiones difíciles una extraordinaria capacidad constructiva. Es hora de volver a demostrarlo.
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