Con la ayuda de un puñado de voluntarios, Mauro Quintanilha desbrozó durante una década un nauseabundo basural en su favela de Rio de Janeiro con la idea de convertirlo en un “parque ecológico”. Su loca iniciativa acaba de ganar uno de los premios de urbanismo más prestigiosos del mundo.”Yo era el habitante que vivía más cerca del basural. Había de todo: colchones, refrigeradores, neumáticos y hasta cadáveres de perros, el olor a putrefacción era insoportable y eso me deprimía, entonces decidí actuar”, explica Quintanilha.
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