Evo Morales salió de Bolivia, como es natural, pero Bolivia no ha salido de él. Y con Bolivia se alude aquí a una crisis viva, con violencia represiva y personajes autoproclamándose presidentes –lo que va que vuela a deporte latinoamericano– y un ex presidente en el exilio que, en rigor, sigue siendo presidente puesto que su renuncia, para ser plenamente legal, tiene que ser entregada y procesada en el congreso nacional, donde la mayoría la tiene el partido de Morales, Movimiento al Socialismo.
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