Uno de los ejemplos más extremos es Etiopía. Makeda, un mujer etíope, sufrió en sus propias carnes la angustia de una violación. Tenía 13 años, en 2001, cuando fue secuestrada y profanada por Aberew Negussie, un hombre que quería casarse con ella. Este tipo de acontecimientos son muy habituales en su país, donde la ley exime al autor de la violencia sexual tras contraer matrimonio con la víctima, según el informe. En Etiopía es normal que las familias se reúnan y acepten el matrimonio para preservar el llamado honor de la niña y su familia.
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