El mal de Trump es el mal de Obama y el mal de Bush. Es un mal bipartidista, sin importar qué partido esté en el poder. Aunque a Trump no le gustan ni los Bush ni los Obama, todos están en el mismo bote político malvado. El Estado Profundo de Estados Unidos sigue siendo el mismo, sin importar a quién coloque en la posición de poder nominal. El régimen sigue siendo el mismo, independientemente.
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