65 años después el discurso de Rupert no ha perdido vigencia. Podemos ver como surge el exceso de poder cuando tras la creación de nuevas organizaciones incontestables en sus planteamientos y sin pasado, los egos provocan el uso de trucos propios de burócratas con la única finalidad de monopolizar el poder provocando la creación de redes clientelares donde la amplia mayoría de los cargos internos, bien o mal elegidos, le deben su existencia a la visibilidad que les facilita el gran líder.
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